Después de pasar los últimos tres años reconstruyendo nuestras vidas desde cero en Washington D.C., ahora tenemos la oportunidad de comenzar de nuevo. Nuestra pasión por restaurar motocicletas clásicas ha vuelto a encenderse en el lado oriental del Atlántico, en un país que no solo apoya nuestro entusiasmo, sino que también ofrece innumerables oportunidades para nuevos proyectos emocionantes.
Hace unos meses, comencé a buscar una nueva motocicleta en la que trabajar, manteniendo mis opciones abiertas y sin limitarme a ninguna marca o modelo en particular. No quería descartar nada demasiado pronto. Durante mi búsqueda, me encontré con un par de viejas Ducati Monsters y pensé que sería increíble embarcarme en un proyecto completamente nuevo con una moto en la que nunca había trabajado antes. ¿Y qué podría ser mejor que una hermosa italiana elegante como una Ducati?
Desafortunadamente, no pude cerrar el trato con ninguna, y otras posibilidades comenzaron a surgir lentamente. Al final, me sentí atraído por algo un poco más antiguo que esas elegantes damas italianas. Después de explorar una Yamaha XS 650 y algunas Harley Davidsons clásicas, de repente se me ocurrió una pregunta: ¿Por qué no volver a mi primer amor? ¿Por qué no buscar una icónica Honda CB500 de los años 70?
Y aquí estamos:
¡Ponte cómodo; lo mejor aún está por llegar