Hay deseos que cada uno guarda en si mismo, escondidos y adormecidos hasta que se puedan realizar, y el cumplimento de uno de estos, que demasiado tiempo se había quedado en un cajón, han sido estos días en Roma.Un viaje onírico en una realidad más bella de lo esperado, siguiendo una linea sutil,pasando al mismo tiempo entre ruinas y siglos, y en búsqueda de algo que va más allá del visible, una búsqueda antigua a la espera de cumplirse en su fin. Hace tiempo que Roma me llamaba desde lejos, y más de una vez había tenido que aplazar mi deseo de perderme como un turista más entre su ruido y su estupenda elegancia, distraído por otros asuntos de mayor prioridad pero menor importancia. Siguiendo ideológicamente los pasos de un imaginario Jep Gambardella, protagonista junto a Roma, de la última Pelicúla de Paolo Sorrentino, La Grande Bellezza, he ido recorriendo el intrincado laberinto de Calles y Callejones que es el corazón latiente de la Ciudad Eterna y que en cada esquina nos proporciona unas imágenes preciosas y únicas que te llenan el alma. Perderse en las ruinas del Palatino, sin la prisa de tener que ir a ningún lado, paseando siguiendo la luz del sol detrás de los acueductos milenarios, mirando el millar de grietas en los mármoles de cada monumento, sonriendo a la manchas de oxido verde que recubren las antiguas puertas de los templos dei Fori, es algo tan sencillo y tan curativo, que me he descubierto, en el reflejo de una fuente, sonreír como no me pasaba hace mucho, como un niño al cual han hecho un bel regalo que deseaba desde demasiado tiempo y con el cual no contaba más.
La visión del Phanteón es estremecedora a la 6 de la tarde, cuando aún hay luz que entra por el Oculus central, y el color del cielo cambia ya hacía el naranja del atardecer. Pasear por Piazza Navona y perderse en la hermosura da la Fuentes de los 4 Rios, embellecida por un detalle cual es un balcón con Campanillas del color de la púrpura, que se vé de reojo en la ultima esquina del campo visivo, sentir la frescura del agua aunque todo alrededor hay gente que habla en voz alta y saca fotos sin parar, y aun así parece que todo esté en silencio y no haya ruido alguno, es algo en el cual sigo pensando con estupor y maravilla. Desde el Coliseúm se ve la la hipotética casa donde vivía Jep Gambardella, en el numero 9 de Piazza del Colosseo, donde se hacían
«Los Trenes que non van a Ningún Lado» y desde donde se ve un Collosso durmiente en el Vientre de una elegante y atractiva señora que observa muda y desde lejos, las actuaciones de unos actores que, puestos en un teatro de extremada Hermosura, interpretan su papel, demasiado cínicos, ruidosos, llevado a cabo con prevaricación y arrogancia, personajes animados por la envidia y completamente vacíos, en la persecución de ilusiones materiales y completamente sin valor. Roma se ha convertido en una espectadora más, como los otros teatros del mundo, adonde cada cual juega su papel y su mejor interpretación, sin pero bien fijarse en quién hay detrás de la mascara.Donde cumpliendo al 100% el «Refrán del quién no llora no mama», justo lo que deberían darse cuenta de su asombrosa suerte, son lo que mas lloran y miran con maldad y egoísmo a su alrededor y a su misma sangre. La capacidad de disfrutar de las pequeñas y verdaderas cosas de la vida han dejado el espacio, a las ilusiones dañinas de la cocaína, del todo y ahora, del dinero, de la envidia, de la falta del respecto, y del egoísmo más absoluto. Comerciales sin capacidad alguna, venden su mejor cara a quién la quiere comprar por buena, quien hecho de la misma materia vende su debilidad y su inmadurez como una excusa para realizar lo que se le antoja en el momento y sin tener respecto para nada.
La cabra siempre tira al monte, y por esto os pregunto: Serán estos actores, actores de Verdad? Una mascara consigues llevarla siempre no por mucho tiempo, y al final la que uno esconde, o sea su cara verdadera, es aun más monstruosa que el mismo antifaz. Es por esto que tanto iba en búsqueda de La Grande Bellezza, en búsqueda de un valor estético real contra el cual romper el deformado espejo de la realidad que huele a rancio bajo la capa de hermosura que consigue de estar de pie con 4 tirantes hecho de mentira y engaño, y que ya sabes que no te gusta y que estarás decido a cambiarlo todo.Roma ha sido el Calibre y el Master Torque a tener en referencia en todo esto,un punto de renacimiento y de reflexión desde donde el estetismo se convierte en algo aún más profundo y inmutable.Con lo cual retomando una nota importante del Leint Motif de la película y que se ha convertido, en maniera exasperada en una manifiesto, también por quién en realidad es el objeto y no sujeto de la sentencia….os reporto un mensje tan sencillo y tan importante:
He aprendido a no desperdiciar más mi tiempo….. y con esto deseo a cada uno de vosotros, conseguir encontrar Su Grande Bellezza!!!!!!