Oil13 – Classics & Racers

Vintage Garage Madrid

30 junio, 2016
por action
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Oil13 – 8º Full Moon Ride SohcSpain

El próximo 19 de Julio se repite por Octava vez la: Full Moon Ride organizada por los amigos del SohcSpain. Un evento que se ha convertido ya en tradición y que cada año ve creciendo el número de participantes. La idea es realizar una ruta por la sierra madrileña, huir del calor de la ciudad, y disfrutar de una vuelta nocturna donde la luz de la luna hace de guía.

Totalmente gratuita, es un Must en los eventos moteros de la capital.

Punto de encuentro: C.C El Ventanal de la Sierra 28770 Colmenar Viejo, Madrid Spain.

Oil13 – 7º Full Moon Ride SohcSpain

Oil13 – 7º Full Moon Ride SohcSpain

Allí Estaremos!!!!!!

Oil13 - Viaje a Ribadeo 2016-05-28 to 29

17 junio, 2016
por Javier
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Oil13 – Viaje a Ribadeo

Son las seis de la mañana y suena el despertador… ¡Puff!, ¿por qué no me acostaría antes? Pero cuando reacciono y recuerdo que este madrugón no es para ir a trabajar ya me cuesta menos. Aviso a Ciro y nos preparamos para comenzar nuestra “rutita”. Abajo nos esperan nuestras flamantes motos, la germana F800R casi sin kilómetros y mi British Street Triple con casi 18.000 en un año. Sí, me gusta montar en moto y más en esta.

Comenzamos el viaje que tiene a Benavente como primer destino básicamente para estirar piernas y desayunar. El camino lo realizamos en su totalidad por autovía, pasando más frio del esperado pero nada que borrarse nuestra permanente sonrisa de satisfacción por disfrutar de nuestras máquinas y de un viaje en buena compañía.

Llegados a Benavente, tras unos 270 Km. desayunamos en un peculiar hotel (aparentemente vacío y que dudamos mucho que llegue a llenarse nunca) que hay en el polígono, cerca de una gasolinera que también nos permitiría llenar depósitos. Aquí nos llevamos una sorpresa pues observamos que la inglesa consume un poco menos que la BMW, al menos, llaneando a velocidades legales.

Tras descansar un poco y viendo que en el horizonte se veían nubes de tormenta, mi precavido amigo aprovecha para ponerse su mono de agua. Yo, en cambio, ni lo llevo pues confío en mi equipación impermeable de cordura.

A partir de aquí el viaje se suponía más entretenido pues pensábamos ir evitando autovía hasta nuestro destino final, Ribadeo. Así comenzamos, carretera nacional con buen asfalto pero sin ninguna curva que trazar, ya que en vez de ir por la N-525 , decidimos ir por la N-VI que va paralela a la A-6. Esto es porque el cielo pintaba mal… y vaya que si pintaba. Al poco tiempo de reanudar la marcha comenzó a llover y al poco ¡a diluviar! Nos cayó muchísima agua, hubo que aminorar la marcha pues la visibilidad era bastante reducida y el agua sobre el asfalto era un charco constante pero he de decir que las motos permanecían inmutables. Ni un susto y eso que yo llevaba la trasera bastante gastada (como se verá al final de la ruta).

Nos vimos abocados a parar en Astorga, decisión mía, porque estaba calado. Los años no han pasado en balde por mi equipación que ya de impermeable tiene poco. Chaqueta y pantalón habían calado, lo único que llevaba seco eran los pies gracias a las botas, lo contrario le pasó a mi amigo, que su mono hizo a la perfección su trabajo, no así sus ‘curradas’ botas.

Al parar en Astorga, dejamos las motos, de las que caía el agua a chorros, medio tiradas en la calle y nos metimos en un bar para secarnos un poco. Sacábamos el agua de los guantes como el que escurre una bayeta… ¡qué hartón de agua!

Preguntamos por una tienda de motos para poder comprarme un mono de agua y mientras entrabamos en calor, nos tomamos un orujito de hierbas para acelerar el proceso. Cuando salimos no llovía en ese momento pero solo nos permitió ponernos en marcha porque al llegar a la tienda indicada ya caía con ganas de nuevo.

Compré un ¿mono? de agua, por decir algo porque parecía más el asesino de “Sé lo que hiciste el último verano” pero sin garfio. Más feo no podía ser pero al menos me mantendría seco. Cuando me fui a cambiar, quitándome la ropa que llevaba de bajo de la equipación, me di cuenta que también se me había mojado el equipaje ya que había colocado mal las bolsas impermeables para evitar, precisamente, eso. En fin, mi sino era ir todo el viaje mojado, así que, asumido esto, nos pusimos en marcha de nuevo.

Emprendimos viaje buscando de nuevo carreteras nacionales o comarcales pero como volvía a llover terriblemente y el asfalto dejaba de ser bueno, decidimos, a la altura de Becerreá volver a llenar depósitos y continuar el viaje por la autovía (la mía seguía gastando menos, jeje)

Las motos, en todo momento, demostraron ser grandes compañeras de viaje y de vicisitudes pues ni la lluvia, ni el mal asfalto, ni nuestro cansancio las hacía desviarse de su buenas maneras.

La llegada a Ribadeo fue igual… AGUA, aparcamos y subimos al hotel para registrarnos, tras esto volvimos a coger equipajes y ya ahí nos pidieron fotos dos extranjeros un poco más atraídos por la Triumph que por la BMW, cosa absolutamente lógica, todo hay que decirlo. Pero las maletas de la alemana que con un click se quitaban y con todo su interior perfectamente seco, hacían que las mirara con cierta envidia al tener que ‘desatar’ y coger al peso mis alforjas totalmente empapadas y su contenido.

Poco vimos de Ribadeo, la última de ciudad de Galicia antes de pasar a Asturias, que debe su nombre a estar en la ribera del rio Eo. Esa noche se jugaba la final de la Champion y era obligado verla (tristemente para mi), además ir allí no era más que una disculpa para montar en moto, jeje. Paseo por la noche buscando donde ver el partido y cenar, fotos en el puerto en la ría y poco más. Al día siguiente, ya algo más secos después de medio quemar el secador que pedimos prestado en el hotel, nos pusimos en marcha camino de la Playa de las Catedrales. Pero que tampoco pudimos visitar en condiciones pues nada más llegar comenzó a llover y pintaba que la vuelta se parecería a la ida; así que decidimos ‘tirar’ para Madrid siguiendo por la autovía y si mejoraba cambiaríamos de ruta. El caso es que no llovió pero sí que comenzó a hacer mucho viento y en los viaductos, que se pasan unos cuantos, la BMW se movía de lado a lado, cosa curiosa porque la mía, aunque se notaba, hasta me permitía ir más erguido. Esto puede que se debiera a las maletas de la alemana o su mayor altura pero el caso es que el viento no permitía que Ciro fuera con confianza en la moto.

La primera parada la hicimos cuando el hambre decidió y mi amigo se hartó del viento y, curiosamente, fue de nuevo en Becerreá, en donde comimos en el restaurante … regentado por Jesús, un amable gallego que añoraba el Paseo Rosales de Madrid por su época de servicio militar, hacía cincuenta años.

Sopa de fideos, calentita y llena de grasa; estofado de ternera con patatas y un par de pinchos de empanada, todo muy gallego y contundente para poder aguantar viento y marea en la moto.

A partir de aquí el viaje se hizo más agradable, por supuesto que no abandonamos la autovía ya que llovía de vez en cuando, pero el viento dejó de soplar permitiendo que la velocidad de crucero subiera un poco y nuestra motos volvieran a mostrar que, sin ser ruteras, sobre todo la Triumph, son perfectamente válidas para viajar sin acabar sin espalda y/o posaderas.

Resultado de la ruta, 1.200 Km entretenidos, con muy buena compañía que nos permitió hacer planes a futuro muy interesantes, probar la BMW en una buena tirada haciendo que Ciro sea feliz con su moto, y yo cambiar las ruedas que con 19.000 Km (ya llevo una delantera y dos traseras Pirelli Diablo Corsa III) porque la trasera de avisadores pasó a alambres (literal) en este viaje. Mal por las Pirelli, ahora llevo Michelin Road 4CT que son una maravilla. ¿A ver cuánto duran?

Gran fin de semana, solo falta que el próximo viajecillo pueda venir nuestro amigo Toni con su amarilla Honda VFR.

Oil13 - Viaje a Ribadeo_2016-05-28to29_89

Oil13 – Viaje a Ribadeo_2016-05-28to29_89

La Gallery: Oil13 – Viaje a Ribadeo en Flickr

12 enero, 2016
por action
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Oil13 – Primera rutilla del 2016

Son las seis de la mañana y suena el despertador… ¡Puff!, ¿por qué no me acostaría antes? Pero cuando reacciono y recuerdo que este madrugón no es para ir a trabajar ya me cuesta menos. Aviso a Ciro y nos preparamos para comenzar nuestra “rutita”. Abajo nos esperan nuestras flamantes motos, la germana F800R casi sin kilómetros y mi British Street Triple con casi 18.000 en un año. Sí, me gusta montar en moto y más en esta.

Comenzamos el viaje que tiene a Benavente como primer destino básicamente para estirar piernas y desayunar. El camino lo realizamos en su totalidad por autovía, pasando más frio del esperado pero nada que borrarse nuestra permanente sonrisa de satisfacción por disfrutar de nuestras máquinas y de un viaje en buena compañía.

Llegados a Benavente, tras unos 270 Km. desayunamos en un peculiar hotel (aparentemente vacío y que dudamos mucho que llegue a llenarse nunca) que hay en el polígono, cerca de una gasolinera que también nos permitiría llenar depósitos. Aquí nos llevamos una sorpresa pues observamos que la inglesa consume un poco menos que la BMW, al menos, llaneando a velocidades legales.

Tras descansar un poco y viendo que en el horizonte se veían nubes de tormenta, mi precavido amigo aprovecha para ponerse su mono de agua. Yo, en cambio, ni lo llevo pues confío en mi equipación impermeable de cordura.

A partir de aquí el viaje se suponía más entretenido pues pensábamos ir evitando autovía hasta nuestro destino final, Ribadeo. Así comenzamos, carretera nacional con buen asfalto pero sin ninguna curva que trazar, ya que en vez de ir por la N-525 , decidimos ir por la N-VI que va paralela a la A-6. Esto es porque el cielo pintaba mal… y vaya que si pintaba. Al poco tiempo de reanudar la marcha comenzó a llover y al poco ¡a diluviar! Nos cayó muchísima agua, hubo que aminorar la marcha pues la visibilidad era bastante reducida y el agua sobre el asfalto era un charco constante pero he de decir que las motos permanecían inmutables. Ni un susto y eso que yo llevaba la trasera bastante gastada (como se verá al final de la ruta).

Nos vimos abocados a parar en Astorga, decisión mía, porque estaba calado. Los años no han pasado en balde por mi equipación que ya de impermeable tiene poco. Chaqueta y pantalón habían calado, lo único que llevaba seco eran los pies gracias a las botas, lo contrario le pasó a mi amigo, que su mono hizo a la perfección su trabajo, no así sus ‘curradas’ botas.

Al parar en Astorga, dejamos las motos, de las que caía el agua a chorros, medio tiradas en la calle y nos metimos en un bar para secarnos un poco. Sacábamos el agua de los guantes como el que escurre una bayeta… ¡qué hartón de agua!

Preguntamos por una tienda de motos para poder comprarme un mono de agua y mientras entrabamos en calor, nos tomamos un orujito de hierbas para acelerar el proceso. Cuando salimos no llovía en ese momento pero solo nos permitió ponernos en marcha porque al llegar a la tienda indicada ya caía con ganas de nuevo.

Compré un ¿mono? de agua, por decir algo porque parecía más el asesino de “Sé lo que hiciste el último verano” pero sin garfio. Más feo no podía ser pero al menos me mantendría seco. Cuando me fui a cambiar, quitándome la ropa que llevaba de bajo de la equipación, me di cuenta que también se me había mojado el equipaje ya que había colocado mal las bolsas impermeables para evitar, precisamente, eso. En fin, mi sino era ir todo el viaje mojado, así que, asumido esto, nos pusimos en marcha de nuevo.

Emprendimos viaje buscando de nuevo carreteras nacionales o comarcales pero como volvía a llover terriblemente y el asfalto dejaba de ser bueno, decidimos, a la altura de Becerreá volver a llenar depósitos y continuar el viaje por la autovía (la mía seguía gastando menos, jeje)

Las motos, en todo momento, demostraron ser grandes compañeras de viaje y de vicisitudes pues ni la lluvia, ni el mal asfalto, ni nuestro cansancio las hacía desviarse de su buenas maneras.

La llegada a Ribadeo fue igual… AGUA, aparcamos y subimos al hotel para registrarnos, tras esto volvimos a coger equipajes y ya ahí nos pidieron fotos dos extranjeros un poco más atraídos por la Triumph que por la BMW, cosa absolutamente lógica, todo hay que decirlo. Pero las maletas de la alemana que con un click se quitaban y con todo su interior perfectamente seco, hacían que las mirara con cierta envidia al tener que ‘desatar’ y coger al peso mis alforjas totalmente empapadas y su contenido.

Poco vimos de Ribadeo, la última de ciudad de Galicia antes de pasar a Asturias, que debe su nombre a estar en la ribera del rio Eo. Esa noche se jugaba la final de la Champion y era obligado verla (tristemente para mi), además ir allí no era más que una disculpa para montar en moto, jeje. Paseo por la noche buscando donde ver el partido y cenar, fotos en el puerto en la ría y poco más. Al día siguiente, ya algo más secos después de medio quemar el secador que pedimos prestado en el hotel, nos pusimos en marcha camino de la Playa de las Catedrales. Pero que tampoco pudimos visitar en condiciones pues nada más llegar comenzó a llover y pintaba que la vuelta se parecería a la ida; así que decidimos ‘tirar’ para Madrid siguiendo por la autovía y si mejoraba cambiaríamos de ruta. El caso es que no llovió pero sí que comenzó a hacer mucho viento y en los viaductos, que se pasan unos cuantos, la BMW se movía de lado a lado, cosa curiosa porque la mía, aunque se notaba, hasta me permitía ir más erguido. Esto puede que se debiera a las maletas de la alemana o su mayor altura pero el caso es que el viento no permitía que Ciro fuera con confianza en la moto.

La primera parada la hicimos cuando el hambre decidió y mi amigo se hartó del viento y, curiosamente, fue de nuevo en Becerreá, en donde comimos en el restaurante … regentado por Jesús, un amable gallego que añoraba el Paseo Rosales de Madrid por su época de servicio militar, hacía cincuenta años.

Sopa de fideos, calentita y llena de grasa; estofado de ternera con patatas y un par de pinchos de empanada, todo muy gallego y contundente para poder aguantar viento y marea en la moto.

A partir de aquí el viaje se hizo más agradable, por supuesto que no abandonamos la autovía ya que llovía de vez en cuando, pero el viento dejó de soplar permitiendo que la velocidad de crucero subiera un poco y nuestra motos volvieran a mostrar que, sin ser ruteras, sobre todo la Triumph, son perfectamente válidas para viajar sin acabar sin espalda y/o posaderas.

Resultado de la ruta, 1.200 Km entretenidos, con muy buena compañía que nos permitió hacer planes a futuro muy interesantes, probar la BMW en una buena tirada haciendo que Ciro sea feliz con su moto, y yo cambiar las ruedas que con 19.000 Km (ya llevo una delantera y dos traseras Pirelli Diablo Corsa III) porque la trasera de avisadores pasó a alambres (literal) en este viaje. Mal por las Pirelli, ahora llevo Michelin Road 4CT que son una maravilla. ¿A ver cuánto duran?

Gran fin de semana, solo falta que el próximo viajecillo pueda venir nuestro amigo Toni con su amarilla Honda VFR.

Ruta Marid-Segovia- Madrid

24 julio, 2015
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Oil13 – Ruta con Modernas Anglosajonas y una R100 Café Racer

El pasado sábado 18 de Julio decidimos salir hacia Segovia con la «Moderna» de la flota: una BMW F800R de 2015, y con nosotros se juntaron otros compañeros con motos de última generación y no solo. El grupo estaba compuesto además que por la F800R, por una F800 GS del 2014, una Triumph Speed Triple del 2015 y una estupenda BMW R100 S del 1980 Café Racer de un amigo italiano. La idea promotora de la ruta era sencilla: escaparse de la calura de la ciudad castiza, y cual mejor plan que salir hacia la sierra para entretenerse por unas curvas y luego comer en Segovia? A primera hora de la mañana nos juntamos en Cuatro Caminos para repostar fuerzas con un rico desayuno y luego movernos hacia el Puerto de Navacerrada por la M607. El grupo que empezaba la ruta desde Madrid estaba compuesto solo por motos alemanas, y mientras el calor subía sin pausa, las sajonas se dejaba atrás la Capital subiendo la carretera a un ritmo brillante. La R100 no tenía ningún problema a mantener el ritmo de sus hermanas más jóvenes y la verdad es que el fino trabajo de Colerización y su puesta a punto, en más de una ocasión, dejaron a boca abierta los compañeros de viaje. Una vez en el puerto, se reunieron con el 4º del grupo che llego con su TST 2015, y el objetivo de disfrutar del fresquito de los 1858 metros de altura del puerto fue ayudado con un botellín de cerveza bien fresquito.Después de una amigable charla los 4 se pusieron en marcha para sobrepasar el puerto y bajarse hacia Segovia por la Cl601, pasando antes por La Pradera de Navalhorno y La Granja se San Ildefonso. En Segovia hacía casi el mismo calor que en Madrid, pero ya no había quejas, y después de aparcar las motos a lado del acueducto, se decidió tomar un aperitivo para entretenerse hasta la hora de comer. Alrededor de las 14:00 el grupo volvía a partirse en dos, y mientras la inglesa llevaba su dueño en la vuelta a casa, los dueños de las alemanas disfrutaban de la comida Segovian a con sus patos tipicos entre todos el cochinillo. Las horas pasaron rápidas y después de una pausa larga adonde una cabezada fue una obligación a cumplir en unos de los parque de allí, se decidió retomar la ruta hacia Madrid, esta vez pasando por el puerto de Guadarrama parando en el Alto del Leon y luego de vuelta a casa.Una día estupendo , con una ruta de 207 kms, recorrida sin prisa entre la comunidad de Madrid y la de Castilla León, adonde los cambios de altura y las curvan nos han hecho compañía por buena parte del recorrido y donde la comida segoviana ha sido la guinda del pastel.

Ruta Marid-Segovia- Madrid

Ruta Marid-Segovia- Madrid

Oil13 - 7º Full Moon Ride SohcSpain locandina

9 julio, 2015
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Oil13 – 7º Full Moon Ride SohcSpain

Desde que todo esto empezó como un juego, ya han pasado 7 años y la Full Moon Ride del club SohcSpain ha ido repitiéndose, creciendo cada vez en el número de participantes y en el entusiasmo. Algo sencillo, sin demasiadas complicaciones, al estilo SohcSpain, donde lo importante es reunirse con viejos y nuevos amigos y celebrar juntos la luna llena que cae en Julio. La idea desde el principio ha sido y sigue siendo siempre la misma: dejar atrás el asfixiante calor de la ciudad y refugiarse en la frescura de la sierra madrileña por unas horas, todo bajo el ojo atento de la luna que como compañera silenciosa guía el grupo en su recorrido. La ruta ha ido modificándose poco a poco en las diferentes ediciones y este año se ha elegido un recorrido de 75km empezando en el centro comercial El Ventanal en Colmenar Viejo, para luego seguir hacia Miraflores de la Sierra, Rascafria, y llegar al puerto de Navacerrrada, donde se ha parado para repostar una cervecita en el Restaurante Hipodromo. Luego, despedirse y volver en las primeras horas de la madrugada hacia la ciudad, el calor y la rutina del día anterior es algo que toca, aunque enriquecido de otra mágica ruta en optima compañía. Los del Club SohcSpain, se vienen con Las clasicas Honda CB Four, pero no es un must a cumplir, y al final había amigos com Bmw clásicas y Café Racer, motos más modernas desde algunas guzzi hasta la japonesa de última generación. Vademécum como siempre es el refrán que lo importante no es la moto sino el espíritu motero y las ganas de ir juntos. Ha sido como siempre emocionante juntarse con estos amigos y ya estamos pensando en la próxima edición. Para quién pueda es una cita motera que os aconsejamos no perderse y esperamos veros en cada edición más y más. Muchas gracias a todos de todo corazón, en especial al Club Sohcspain por la organización y el compromiso.

                                                                                                                                                                                                                                   
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